La fibrosis quística (FQ) es la enfermedad genética más común en la población caucásica. La causa de muerte está relacionada con la acumulación de moco en las vías respiratorias, lo cual finalmente lleva a infecciones secundarias, bronquiectasia e insuficiencia respiratoria.
La fisioterapia es una parte integral e imprescindible del tratamiento de la FQ y la eficacia clínica de la depuración de las vías respiratorias está bien establecida. Según una reciente revisión sistemática en Cochrane, ninguna técnica de desobstrucción de las vías respiratorias ha mostrado ser mejor que otra. Sin embargo, los pacientes generalmente expresan una fuerte preferencia por las técnicas de desobstrucción de las vías respiratorias autoadministradas, como es el caso del drenaje autógeno.

El Drenaje Autógeno, descrito por Jean Chevaillier in 1967, es una técnica de higiene bronquial, donde se realiza una espiración no forzada durante la respiración controlada a diferentes niveles de capacidad vital. Todo el ciclo respiratorio se repite con un aumento progresivo de los volúmenes pulmonares, de modo que el moco se traslada de las vías respiratorias pequeñas, a las medianas y a las grandes. Finalmente, el moco es evacuado de la tráquea por la maniobra denominada huffing.

En el estudio publicado en marzo 2018 «The immediate effects of a single autogenic drainage session on ventilatory mechanics in adult subjects with cystic fibrosis» (Los efectos inmediatos de una sola sesión de drenaje autógeno sobre la mecánica ventilatoria en sujetos adultos con fibrosis quística), publicado en la revista Plos One, los investigadores evaluaron los cambios respiratorios inducidos con una sesión de drenaje autógeno.

Un total de 41 adultos con fibrosis quística se inscribieron en el estudio, de los cuales 30 se sometieron a sesiones de drenaje autógeno con sesiones que duraron alrededor de 20 minutos, y 11 no.
Todos los sujetos mostraron un trastorno ventilatorio obstructivo de moderado a severo caracterizado por la reducción del VEF1 y VEF1/FVC, aumento de la resistencia bronquial y disminución de la reactancia.
Como conclusiones, el estudio muestra que una sola sesión de drenaje autógeno mejoró la resistencia inspiratoria de las vías respiratorias, excepto en las distales. Por otro lado, nos dicen que, estudios similares con otras técnicas o ejercicios de desobstrucción bronquial, y la evaluación de períodos de tratamiento más prolongados, mejorarían nuestra comprensión de la magnitud y el rango de parámetros afectados por las diferentes técnicas.

​Como fisioterapeuta respiratoria creo que hemos de seguir investigando y demostrando la gran eficacia que puede tener nuestra labor en los pacientes con patología respiratoria.