La industria tabacalera lleva años intentando rebajar la alarma sanitaria y minimizar los graves efectos que el tabaquismo conlleva en fumadores y en las personas que los rodean. La industria tabacalera ocultó durante años la evidencia de que los cigarrillos causaban cáncer y trató de convencer al gran público de que los cigarrillos bajos en alquitrán y ligeros eran más saludables que los tradicionales, a pesar de la evidencia en contrario.

En un esfuerzo para ofrecer “un futuro sin humo”, Philips Morris, la mayor tabacalera del mundo lanzó en 2015 al mercado el IQOS. El IQOS (“I Quit Ordinary Smoking”), es un dispositivo basado en tabaco sin combustión (“heat not burn”), y funciona calentando el tabaco, pero sin quemarlo, ya que se calienta a temperaturas que llegan a 350-400 grados, pero sin llegar a los 1.000 grados que se alcanzan cuando el tabaco se quema, como ocurre en el caso de los cigarrillos normales. De esta forma, no se producen cambios irreversibles de la composición química del tabaco debido al calentamiento a altas temperaturas y el “humo” que se libera es portador de un menor número de sustancias tóxicas para el fumador. Pese a no emitir humo característico del tabaco sí genera un aerosol en cuya composición existen sustancias y partículas nocivas para la salud.

Philips Morris dice que IQOS, que contiene tabaco y nicotina, ofrece una experiencia de fumar más natural para el fumador que los cigarrillos electrónicos y mucho más cercana al cigarrillo convencional. En palabras de la propia compañía, la ausencia de combustión permite reducir en más de un 90 % los niveles de compuestos nocivos del cigarrillo tradicional y que el aerosol inhalado con el IQOS reduce drásticamente el impacto sobre los mecanismos biológicos desencadenantes de la EPOC comparado con los cigarrillos convencionales.
Desde Philip Morris se esta manteniendo una dura lucha para que les sea aplicada una legislación más benévola, y que en EEUU se le permita comercializar este producto bajo el categoría de “MRTP (Modified Risk Tobacco Products) o “Productos de Riesgo Reducido” conforme a la Ley de Prevención del Tabaquismo Familiar y Control del Tabaco de 2009. Philip Morris ha querido ser la primera tabacalera a la que el gobierno estadounidense le permitía decir que su producto es menos dañino que los cigarrillos.

La Ley de prevención del tabaquismo tiene por objeto alentar el desarrollo de alternativas más seguras a los cigarrillos convencionales, que causan alrededor de 480.000 muertes cada año en los Estados Unidos (52.000 muertes anuales en España) y es la principal causa de la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica). El número de casos de EPOC en España aumentó de los 2,1 millones en 2007 a 2,9 millones en 2015, mientras que las muertes anuales causadas por la EPOC en España ascendieron de las 18.000 a 29.000 al año durante el mismo periodo.

Para incluirse en esta categoría, y poder decir algo así como que “son artículos con potencial para reducir el riesgo de padecer enfermedades relacionadas con el consumo de tabaco, en comparación con los cigarrillos”, Philip Morris debe demostrar que la comercialización de su producto IQOS «beneficiará o se espera que beneficie la salud de la población en su conjunto, teniendo en cuenta tanto a los consumidores de productos del tabaco como a las personas que actualmente no los consumen». Eso implica demostrar con estimaciones cuantitativas que el producto es «apropiado para promover la salud pública”. Para cumplir con este requisito, creó un «Modelo de Impacto en la Salud de la Población”, un modelo computacional que pretende estimar el impacto potencial en la salud pública de la comercialización de su IQOS como un MRTP.

El resultado del estudio de Philips Morris, como no, no ha dejado al lado la controversia. En palabras de Stanton A. Glantz, Director del “Center for Tobacco Research Control & Education”, “la tabacaleravno ha cumplido con su obligación demostrar el IQOS «beneficiaría la salud de la población en su conjunto» o «promovería la salud pública» porque su estudio omite algunas medidas importantes del impacto de IQOS en la salud, ignora los riesgos para los fumadores pasivos, compara los riesgos sólo con los de los cigarrillos, se centra en las muertes por tan sólo cuatro enfermedades, ignora la incidencia de enfermedades no mortales, ignora los costes sanitarios y hace una serie de otras suposiciones cuestionables”

Los miembros del Comité Asesor Federal de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) cuestionaron la calidad de los estudios y modelos que validaban los resultados y las afirmaciones de Philips Morris y recomendaron que rechace la petición de Philip Morris para comercializar el IQOS en los Estados Unidos como una forma de tabaco más segura que los cigarrillos tradicionales bajo la categoría de riesgo reducido”.

Mientras, ¿qué pasa en España? El tabaco sin combustión, por su parte, llegó a España a finales del 2016 a través del dispositivo de Philip Morris, fabricante de Marlboro.

El Ministerio de Sanidad y las comunidades autónomas recomiendan a los ciudadanos, al igual que con el tabaco convencional, no consumir cigarrillos sin combustión como el IQOS. La Comisión de Salud Pública del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud, alerta de la «existencia de riesgos para la salud tanto en el uso de los productos tradicionales del tabaco, como en los cigarrillos sin combustión y cigarrillos electrónicos».

El doctor Jiménez Ruiz, presidente de SEPAR (Sociedad Española de Neumología y Cirugía Trrácica), puntualiza que el humo que se libera con el IQOS tiene potencial cancerígeno. Además “no sirve para ayudar a dejar de fumar” ni está diseñado para que se fume menos”.
“ La utilización de IQOS no reduce de forma significativa la cantidad de nicotina inhalada en comparación con la que se inhala de un cigarrillo normal. Además, aunque con la utilización del IQOS la cantidad que se inhala de otras sustancias tóxicas que producen cáncer es menor que la que es inhalada con los cigarrillos normales, hay que destacar que esta cantidad es suficiente para ser tóxica para la salud y debe tenerse en cuenta que la dosis de nicotina que se inhala con este dispositivo es similar a la que se inhala con el cigarrillo normal”.
El IQOS sigue siendo un dispositivo tóxico para la salud de aquellos que lo utilizan.

El posicionamiento de la SEPAR y el resumen de los pocos estudios independientes al respecto la podéis encontrar aquí.

Desde #Fisiorespi, no podemos aconsejaros otra cosa que no os dejéis engañar, Philip Morris busca adictos y a ser posible adictos que consuman muchos años, pero no busca mejorar nuestra salud ni ayudarnos a dejar de fumar. Aquí os dejo de nuevo la Guía «Te ayudamos a dejar de fumar» de la SEPAR.