Como mencionábamos en el anterior post, no podemos saber con certeza cual es la afectación real a día de hoy de esta afectación en la función pulmonar de una forma concluyente, pues es algo nuevo y que no hay aún una evidencia científica, pero basándonos en la fisiopatología relatada hasta el momento, creo que este tipo de técnicas pueden ser beneficiosas siempre que se valore individualmente.
Con estas técnicas los fisioterapeutas respiratorios intentamos paliar los siguientes aspectos:
- Controlar la disnea (la sensación de falta de aire). Este suele ser un aspecto muy prevalente en aquellos pacientes que cursan con patología respiratoria crónica y también muy mencionada en el paciente con COVID. Al controlar esa sensación conseguiremos en parte reducir el trabajo respiratorio y disminuir la ansiedad que esta genera al paciente.
- Aumentar el volumen pulmonar, es decir aumentar la cantidad de aire que entra en nuestro pulmón, dando mayor opción a una mayor captación de oxígeno.
- Favorecer la reexpansión del tejido pulmonar cuando este se vea afectado.
- Intentar favorecer juntamente con técnicas de drenaje (si es necesario) la prevención y el tratamiento de la posible obstrucción bronquial por las secreciones.
Es importante también explicar que según la posición que adoptemos para respirar podemos favorecer o impedir una correcta movilidad torácica al respirar. Por eso si en pacientes con COVID realizamos cambios de decúbito combinados con ejercicios de reeducación respiratoria, lo que aportamos es aire a esas zonas que están libres (no colapsadas) pudiendo aportar un mayor y mejor volumen y una mejor opción de captación de oxígeno.
Cuando una persona presenta disnea lo mas normal es que adopte una forma de respirar rápida y superficial, con lo que no estará ayudando a favorecer esa entrada y salida correcta de aire. Eso significa que, no entra el aire suficiente y no expulsamos todo y queda aire atrapado dentro.
Es importante que cuando se hagan este tipo de ejercicios el aire siempre sea cogido por la nariz lentamente y sacado por boca de forma relajada, intentando aumentar los tiempos.
Al inicio debe consultar con el fisioterapeuta cualificado cuáles serán los ejercicios más oportunos y estos han de decidirse conjuntamente según las necesidades del paciente.
Los ejercicios mas usados son:
- Respiración con labios fruncidos: es simplemente el hecho de fruncir los labios cuando se realiza una espiración, es muy empleado en el momento de mayor sensación de ahogo. Esto genera una presión espiratoria positiva que evita el cierre dinámico precoz de la vía aérea.
- Respiración diafragmática: inspiración nasal lenta y profunda sin que participe la musculatura accesoria con una mano el tórax y otra en el diafragma, para asegurar que el aire lo llevamos a la mano que esta abajo, espiración con labios fruncidos o de forma relajada.
- Respiración sumada/fraccionada: se trata de coger aire en varios tiempos (de 2-3 según tolere el paciente). Se hacen varias inspiraciones con pequeñas cantidades y luego espiración con labios fruncidos. Hace que le demos tiempo para que el aire se pueda redistribuir de forma más homogénea dentro de nuestro pulmón.
- Ejercicio de expansión torácica: inspiración lenta y profunda por nariz y seguida de espiración relajada. Normalmente se le pide al paciente o el propio fisioterapeuta que posicione una mano en el segmento que queremos trabajar y así dar una un estimulo para guiar donde llevar a cabo la expansión. En el caso de que se hiciera con un fisio este podría acompañar la espiración para correcto vaciado.
Si crees que te puedes beneficiar con este tipo de ejercicios no dudes en contactarme en mar@fisiorespi.es y haremos un plan adecuado y personalizado.